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¿Existe alguna relación entre microbiota intestinal, cesáreas y obesidad infantil?

La microbiota intestinal ha sido relacionada en varios estudios con la presencia de obesidad y otras enfermedades sistémicas.

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Los aspectos más relevantes del artículo

  • México lidera las estadísticas globales en obesidad infantil, además de contar con un número elevado de embarazos que finalizan en cesáreas.
  • Las alteraciones en la microbiota intestinal han sido relacionadas en varios estudios con la presencia de obesidad y otras enfermedades sistémicas.
  • En México, detectan importantes desequilibrios en la microbiota intestinal de recién nacidos por cesárea.

En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento de la microbiota humana.  El término alude al conjunto de microorganismos residentes, en condiciones normales, en sistemas y órganos del cuerpo humano. Numerosos estudios han intentado dilucidar el rol que cumplen esos ecosistemas.

Si bien existen en sitios diversos, tales como el aparato genitourinario o la piel, aquellos ubicados en el tracto digestivo han recibido mayor atención.

Un reciente estudio, realizado por investigadores e investigadoras de México, aportó nuevos hallazgos de importancia local. Encontró notorias diferencias en la microbiota intestinal de recién nacidos mexicanos según la vía de parto. Aquellos nacidos por cesárea presentaron un perfil de bacterias intestinales diferente, que ha sido vinculado con anterioridad a la aparición de obesidad en etapas posteriores de la vida.

Un estudio mexicano analizó la microbiota intestinal de recién nacidos

México lidera las estadísticas mundiales en obesidad infantil. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en tanto, ha recomendado que los partos por cesárea no representen más del 15% de los nacimientos. Algo que en territorio mexicano, al igual que en Canadá y los Estados Unidos, está lejos de ser logrado.

En esos países, alrededor del 30% por ciento de los embarazos desembocan en una cesárea. La alta prevalencia del fenómeno y el impacto que genera sobre el sistema sanitario mexicano, hacen que el trabajo publicado en la revista Medicine despierte especial interés.

En el artículo, integrantes del Instituto Nacional de Pediatría, y del Hospital General Dr. Manuel Gea González, aportaron resultados obtenidos a partir del análisis de 57 recién nacidos a término. Contaron para ello con muestras de materia fecal tomadas en 2010, en el contexto de un estudio diseñado para evaluar la seguridad del empleo de agave como prebiótico en esta población. Lograron aislar el ácido desoxirribonucleico (ADN) bacteriano presente en las muestras y por medio de técnicas de secuenciación genética procedieron a identificar bacterias.

Diferentes proporciones de bacterias intestinales en nacidos por cesárea

Independientemente de la vía de parto, en todas las muestras de materia fecal predominaron -tanto al momento del nacimiento, como a los 3.5 meses de vida- bacterias del filo Proteobacteria.

Representado fundamentalmente por los géneros Enterobacter, Escherichia y Klebsiella. También fueron frecuentes de identificar aquellas que pertenecían a diversos géneros del filo Firmicutes. En cambio, las del filo Actinobacteria fueron las menos detectadas.

Al comparar las muestras según la vía de parto, los investigadores encontraron marcadas diferencias en los niños mexicanos.

Las bacterias del género Bifidobacterium eran más abundantes en aquellos recién nacidos por vía vaginal.

Los infantes nacidos por cesárea presentaban menor cantidad de microorganismos del filo Bacteroidetes y una mayor cantidad de firmicutes, especialmente Clostridium y Enterococcus. La alta relación firmicutes/bacteroidetes presente en los nacimientos por cesárea llamó la atención a los investigadores.

[box type=”shadow” align=”” class=”” width=””]Recientemente, se ha propuesto la existencia de un eje cerebro-intestino. Implica una conexión entre el sistema nervioso central y la microbiota intestinal a través del nervio vago y el sistema parasimpático. Ciertos metabolitos bacterianos oficiarían de neurotransmisores. Cuenta, además, con la modulación del sistema endócrino asociado al tracto digestivo. Se hipotetiza que alteraciones en ese eje tendrían cierto rol en estados de inflamación sistémica, sobrepeso y otras enfermedades metabólicas. Imagen: Pscych Scene.[/box]

Algunos estudios previos en diversas partes del mundo han encontrado un predominio de bacteroidetes y firmicutes en el tracto intestinal de población infantil.

Proteobacteria, a diferencia de lo objetivado en el estudio mexicano, no suele ser el filo más detectado. Como se comentó, tanto en los recién nacidos por cesárea o parto normal, el filo Proteobacteria dominaba los gráficos de secuenciación del ADN obtenidos en el estudio mexicano. Pero esa preponderancia resultó más marcada en aquellos infantes nacidos por cesárea.

No queda del todo claro el causal de este fenómeno observado. Pero podría ser un reflejo de la microbiota intestinal materna. Ciertos trabajos han detectado un notorio incremento de dichas bacterias durante las fases finales del embarazo.

Obesidad infantil y microbiota intestinal

Según los investigadores mexicanos, la abundancia de Proteobacteria en la microbiota intestinal podría representar un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades sistémicas. Citan algunas evidencias: han sido encontradas en mayor frecuencia en adultos con obesidad y suelen reducir su concentración en aquellos que disminuyen de peso.

Además en un estudio de laboratorio, un grupo de ratones libres de bacterias fue inoculado con Enterobacter y alimentado con una dieta con alto contenido graso. Desarrolló obesidad y resistencia a la insulina. Algo que no se vio en aquellos bajo dieta elevada en lípidos, pero sin Enterobacter en el intestino. Preocupan a los investigadores la menor proporción de Bacteroidetes y la alta relación firmicutes/bacteroidetes encontrada. El último parámetro suele ser un indicador fiable de un adecuado equilibrio y funcionamiento de la microbiota intestinal. En obesos, esa relación suele estar muy alterada debida al aumento de firmicutes.

Conclusiones

En las conclusiones del artículo, los investigadores proponen que se tenga en cuenta a la citada alteración en la microbiota intestinal -además de los ambientes obesogénicos- como un factor de riesgo para el desarrollo de obesidad infantil en México.

Consideran vital nuevos estudios en el área, también la puesta en marcha de estrategias que hagan foco en la microbiota intestinal y estén destinadas a prevenir o tratar la obesidad en infantes mexicanos. Dadas las marcadas alteraciones observadas en niños y niñas nacidas por cesárea, abogan por el desarrollo de políticas sanitarias que estimulen el parto por vía vaginal.

 

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Fuente/s:

Agencia EFE

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