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Síntomas neurológicos en pacientes con COVID-19

Diversos estudios aseguran que la enfermedad provoca accidentes cerebrovasculares, hemorragias, estados mentales alterados, encefalitis e, incluso, psicosis.

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Los aspectos más relevantes del artículo

  • El 62% de los pacientes con COVID-19, que conformaron un estudio, había experimentado accidentes cerebrovasculares y hemorragias.
  • No todos los pacientes con estos síntomas habían desarrollado una COVID-19 grave.
  • De hecho, algunos de los más afectados habían tenido dificultades respiratorias leves.
  • Las complicaciones menos comunes incluyen daño a los nervios periféricos y trastorno de estrés postraumático.

Diversos estudios expresan que pacientes con COVID-19 manifestaron diferentes síntomas neurológicos, tales como inflamación en los tejidos cerebrales y deterioro de la mielina. Debido a eso, la pregunta más urgente para los neurocientíficos es ¿por qué el cerebro se ve afectado? ¿Acaso el coronavirus SARS-CoV-2 lo ataca directamente o es una víctima de la sobrestimulación inmunológica producida en el organismo a raíz de la infección?

 Síntomas neurológicos observados

Un reciente artículo de la revista Nature recopila diferentes estudios que analizan el daño cerebral en pacientes con COVID-19. Uno de ellos indaga sobre los detalles clínicos de 125 pacientes del Reino Unido, que presentaban efectos neurológicos o psiquiátricos. Del total de pacientes, el 62% había experimentado accidentes cerebrovasculares y hemorragias; y el 31% tenía estados mentales alterados, como confusión o inconsciencia prolongada, acompañadas a veces de encefalitis. En este último grupo, 10 personas desarrollaron psicosis.

El neurólogo Michael Zandi, autor principal del estudio, aclara que no todos los pacientes con estos síntomas habían desarrollado una COVID-19 grave. De hecho, algunos de los más afectados habían tenido dificultades respiratorias leves. Por lo tanto, en estos casos, la afección cerebral fue la principal complicación.

De acuerdo con Zandi, los síntomas neurológicos más comúnmente reportados en pacientes con COVID-19 son los accidentes cerebrovasculares y la encefalitis. Esta última puede escalar a encefalomielitis diseminada aguda, en la que tanto el cerebro como la médula espinal se inflaman y las neuronas pierden su recubrimiento de mielina, lo que produce síntomas similares a los de la esclerosis múltiple.

Las complicaciones menos comunes incluyen daño a los nervios periféricos, ansiedad y trastorno de estrés postraumático. Se han observado síntomas similares en brotes de síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS).

¿Cómo afecta el SARS-CoV-2 al cerebro?

Actualmente, los científicos intentan dilucidar si los síntomas neuronales observados se originan debido a una infección cerebral producida por el SARS-CoV-2 o a causa de la inflamación de tejidos. Eso resultará crucial para elegir los tratamientos adecuados para los pacientes. “Si se trata de una infección viral directa del sistema nervioso central, el tratamiento debería incluir remdesivir u otro antiviral. Mientras que, si el virus no se encuentra en el sistema nervioso central, entonces debemos tratarlo con terapias antiinflamatorias”, señala Zandi.

En este sentido, existe evidencia de que el SARS-CoV-2 puede infectar neuronas. El artículo de Nature expone las conclusiones de un equipo de investigadores que demostró que el virus podría infectar neuronas en organoides. De esta manera, mataría a algunas y reduciría la formación de sinapsis entre ellas. Cabe destacar que los organoides son grupos miniaturizados de tejido cerebral, que se obtienen al inducir a las células madre pluripotentes humanas a que se diferencien en neuronas.

La inmunóloga Akiko Iwasaki confirma esta hipótesis mediante otro trabajo. En este caso se utilizaron organoides humanos, cerebros de ratón y algunos exámenes post-mortem.

Por otro lado, un equipo dirigido por la patóloga Mary Fowkes, publicó un informe que describe las autopsias de 67 personas que habían muerto de COVID-19. La investigación señala que se pudo observar la presencia de SARS-CoV-2 en cerebros, a través de microscopios electrónicos. Pero los niveles del virus eran bajos y no eran detectables de forma constante.

Varios estudios apoyan esta afirmación e indican que no han encontrado partículas de virus en el líquido cefalorraquídeo que rodea el cerebro y la médula espinal. Una razón podría ser que el receptor ACE2 no se expresa en las células cerebrales. Eso podría significar que muchos de los síntomas neuronales que están observando los médicos son el resultado de que el sistema inmunológico del cuerpo combate al virus.

No obstante, se deben identificar biomarcadores que puedan distinguir de manera confiable entre una infección cerebral viral y la actividad inmunológica.

Cambios microestructurales en pacientes recuperados

Según un estudio publicado en The Lancet, un 55% de pacientes con COVID-19 recuperados presentó síntomas neurológicos. Estos pacientes tenían volúmenes de materia gris (VMG) significativamente más altos en las cortezas olfativas, el hipocampo, la ínsula, el opérculo rolándico izquierdo, la circunvolución de Heschl izquierda y la circunvolución del cíngulo derecho.

En comparación con personas que no habían desarrollado COVID-19 presentaban una disminución general de la difusividad media (DM), axial (DA) y radial (DR), acompañada de un aumento de la anisotropía fraccional (AF) en la sustancia blanca. Este aumento era notorio en la radiación coronaria derecha (RC), la cápsula externa (CE) y el fascículo frontal-occipital superior (FFS).

Las regiones con diferencias significativas en los volúmenes e índices de difusión del grupo COVID-19 en comparación con el grupo control. Las regiones con valores medios más altos en el grupo COVID-19 se marcaron en rojo, y las regiones con valores medios más bajos en el grupo COVID-19 se marcaron en azul. GMV: volumen de materia gris; MD GM: difusividad media de la materia gris; MD WM: difusividad media de la sustancia blanca; AD WM: difusividad axial de la sustancia blanca

Asimismo, se encontró que un VMG elevado en el opérculo rolándico izquierdo, el cíngulo derecho, el hipocampo bilateral, la circunvolución de Heschl izquierda y la DM global de sustancia blanca se correlacionaba con la pérdida de memoria.

Por su parte, el índice superior de VMG en la circunvolución del cíngulo derecho y el hipocampo izquierdo se vinculaban con la pérdida del olfato.

Esta alteración de la integridad cerebral microestructural y funcional en las etapas de recuperación de COVID-19, expone las consecuencias a largo plazo del SARS-CoV-2.

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Fuente/s:

The Lancet Nature

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